domingo, 5 de marzo de 2017

Pseudocafé

Hoy he leído lo que Sara hace por las mañanas en su piso, y me ha dado la sensación de que le pasan muchas cosas. Está demostrado que ella es mucho más reflexiva que yo , porque yo nunca me fijo en la luz.
Cuando me levanto de la cama lo primero que hago es prepararme el "café", y lo entrecomillo porque en realidad es Nescafé. Antes tomaba "Café Lungo" de cápsulas, delicioso, pero es carísimo así que desde hace unos meses tomo café soluble. Tengo que echar muchas cucharadas porque sino casi no noto su efecto, o igual es la tolerancia, no sé.
Me bebo el café y me como unas tostadas tristes, que son las que no tienen nada más que aceite.  Después me pongo en el ordenador y me dedico a no hacer absolutamente nada durante un par de horas. Luego, en pijama pero con el abrigo puesto, me bajo a la panadería del barrio y le digo "Una barrica porfa" porque ella es muy maña y así noto que me adecuo a su registro. Da igual que se lo diga porque tiene ya la barra preparada desde las 7, y yo el dinero justo en la mano.
Salir a la calle y ver (al menos) a un par de personas es lo que realmente me despierta, pero ya es tarde para hacer nada de provecho académico; aún no me he hecho, o no me quiero hacer, a mi horario. Pienso lo inútil que soy por no trabajar de camarero en el bar de abajo y cobrar algo que poder aportar en casa. Me desvisto y me quedo mirándome un rato en el espejo como Sara, y todavía con el sabor amargo del pseudocafé en la garganta, me meto a la ducha con Dellafuente o la Badgyal a todo volumen porque no hay nadie en casa. Me visto (esto me cuesta horrores porque no me gusta como me queda nada), como, y me voy a la facultad andando rapidísimo y escuchando cualquier música que no posea la dignidad suficiente como para estar atenta a ella y así dejar la cabeza en blanco ante las inminentes 6 horas de clase.






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